El uso de la madera de los bosques integrados en la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria ha ido variando con el paso del tiempo. Con la llegada de la cultura hispánica la madera de los bosques (termófilos, pinares...) tuvo múltiples e importantes usos: construcción, combustible, impermeabilización y sellando de barcos (con la tea), muebles y enseres domésticos, etc. Mucho tiempo después los avances permitieron contar con otros recursos para esos usos y acabar por tanto con la tala masiva de árboles.

Las cumbres, que habían quedado muy despobladas,  se reforestaron con especies canarias (pino canario sobre todo) y  con otras de diferente procedencia. Estas últimas, si bien ayudaron a recuperar la masa forestal perdida, no son propias de la zona y actualmente se están realizando importantes esfuerzos para repoblar con las especies de nuestro ecosistema.

Hoy la madera de especies autóctonas (pino canario principalmente) se utiliza a muy pequeña escala y únicamente para piezas de artesanía. El resto de la demanda maderera es abastecido con la de especies introducidas como el castaño y los eucaliptos rojo y blanco o bien desde el  exterior. Merece destacar el uso novedoso y sostenible de biomasa forestal como recurso energético que aquí se está dando actualmente al eucalipto. 

 

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