La pinocha seca,  como se conoce  a las hojas del pino que han caído del árbol, cubre los suelos de las extensos pinares de la Reserva de la Biosfera y su recogida la realizaban los "pinocheros y pinocheras" de forma manual para luego venderla. La pinocha era utilizada como "cama para las bestias" en los establos, como fertilizante natural del terreno agrícola, como embalaje de protección para el transporte de fruta y verdura o como relleno de colchones. Aunque esta actividad dejó de realizarse, actualmente se está reivindicando su vuelta, tanto para que se utilice como recurso natural en agricultura y ganadería a la vez que contribuye a la limpieza de los montes previniendo incendios forestales.
 

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